De ahí derivó una cordial amistad que me permitió muchos años más tarde (por motivos profesionales residí en Huesca durante dos años) poder ver a Labordeta en privilegiado directo, compartir tras su recital unos cuantos vinos rancios con un grupo de amigos comunes, y cantar "a capella" y a coro la canción que a mí personalmente más me gusta de este entrañable cantautor: joven paloma.
Como particular y sincero homenaje, sencillamente esparzo un puñado de versos de esa hermosa y emotiva canción, que trae a mi mente y a mi alma tan bellos recuerdos:
(...) “Olvídate en tu vuelo, joven paloma, que sabes donde crecen altas las olas. Las olas que atraviesan montes y olvidos, campos abandonados, tierras y nidos. Nidos donde se guardan, como caprichos, campanas de mañana, risas y gritos (…)”.
Tu vida no se ha acotalado ni el buro con que fue criado el hombre ha bozado tu garganta para concararte con un mundo plagado de barzas. La poesía siempre acaba ascendiendo como los mallos de Riglos, mientras en esos valles silenciosos ploran las almas solitarias en la tardana escalando los pacos que ocultan el ocaso. Podrás dondiar por las estivas y capuzarte en los lagos en que chapurguian las palomas y sueñan los dorondones.
Un fuerte abrazo, amigo.
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