El 26 de julio de 2008, en una entrevista publicada
en el diario luso "Expresso", George Soros manifestaba que
esta crisis "es muy seria y mayor que las anteriores, cuando
fue posible contar con la intervención de las autoridades, que esta
vez están más limitadas".
En agosto de 2011, en
una entrevista concedida al Diario francés "Le Monde" y
reproducida por Europa Press, Soros declaró que España y Grecia
debían acometer reformas estructurales para mejorar su
competitividad y flexibilizar su mercado laboral. "Hasta ahora
no habían hecho nada más que responder a las presiones de los
mercados, ahora ellos se ponen a discutir soluciones a largo plazo".
Como ejemplo, puso el caso de España, donde con una tasa de
desocupación superior al 20%, es necesario aumentar las ayudas
sociales para evitar que el país caiga en recesión. En esta
coyuntura, "si no se puede aumentar el déficit, te
encuentras atrapado".
En el caso tanto de
Grecia como de España aconsejó la puesta en marcha de reformas
estructurales que hagan el mercado laboral más flexible y permitan a
ambas economías ganar competitividad, al mismo tiempo que recomendó
que se estimule también la demanda interna. Consecuentemente, es
preciso establecer reglas que autoricen a los países donde la tasa
de desempleo sea elevada a que puedan mantener su nivel de déficit,
aunque esta propuesta, como no podía ser menos, cuenta con el
rechazo de Alemania.
Tal como están las cosas, los mercados pueden ganar
la partida al euro mientras no exista una autoridad presupuestaria y
fiscal en la eurozona. En este sentido, Soros recuerda que el BCE es
el único que puede enfrentarse a ellos, pero su poder se limita a
resolver los problemas de liquidez y no interviene en los problemas
de solvencia de los Estados.
Con exquisito respeto a
las reglas que establecen los distintos Estados miembros, los
especuladores pueden perfectamente coadyuvar a su ruina económica y
social. Y me pregunto: ¿Cómo tienen nuestros gobernantes y sus opositores, que integran el Parlamento, la cara
dura de acusar de falta de escrúpulos o desprecio de los principios
éticos más elementales a quienes sencillamente operan en el ámbito
de la actividad económica conforme a las reglas de juego que esos
gobernantes establecen? Y es que estamos en lo de siempre: si no
respetan las normas, sanciónenlos o aplíquenles el garrote vil. Y
si las normas no son adecuadas, asuman la responsabilidad de
cambiarlas. Pero que no nos tomen el pelo disfrazando la propia
incompetencia intelectual con la sombra de facinerosos cuyo rostro
nunca sale en la televisión, casi nunca pisan los juzgados, y jamás la cárcel. Acaso la ambigüedad de las normas
interesa no sólo a los "legítimos" especuladores -que se amparan en las Leyes, no en los Evangelios- sino también a los
que rigen los destinos de las naciones. De otro modo, no se
comprende.
El pasado mes de enero,
en el marco del Foro Económico Mundial de Davos, una vez más, Soros
ha dado a entender que las autoridades “han hecho todo mal” en su
gestión y que esos fallos podrían poner en peligro la estabilidad
de la propia UE. “Las tensiones podrían destruir la unión
política. Hay riesgo de que el euro mine la cohesión política”,
aseguró el famoso inversor.
"Las medidas
introducidas por el BCE han dado un respiro a los problemas de
liquidez de los bancos europeos pero no curan la desventaja que
sufren los países altamente endeudados”, dijo el experto. Para
Soros, “no basta una solución a medias, que deja a los miembros
más débiles de la eurozona relegados al estatus de países
tercermundistas altamente endeudados en divisa extranjera”,
afirmó. Ahora, en vez del FMI imponiendo disciplina fiscal, el
tirano es Alemania, que con las medidas que quiere imponer lleva a
una espiral deflacionista. Desde luego, las reformas estructurales no
bastan para resolver la crisis. En realidad, la UE es poco
democrática y poco gobernable.
Como ya anticipé
en anteriores artículos, pienso que los factores emocionales son
verdaderamente claves en la situación económica actual, porque lo
que verdaderamente necesitamos es corazón y empuje. Hoy mismo, en la
tertulia que acompañó y siguió a una comida con buenos amigos
involucrados en distintos ámbitos de la actividad económica real
(como diría Jesús, o muiñeiro de Frades -Enfesta- "demóstrocho
moral e materialmente"), tras escuchar diversas anécdotas, me surgió la siguiente reflexión: los grandes
triunfadores, los que han generado riqueza y empleo, comenzaron
mayoritariamente muy pronto, con muchas ilusiones, escasos
concimientos y no pocos fracasos. En la actualidad se ha ido
consolidando el dogma de que el liderazgo de las grandes empresas y los grandes proyectos, públicos o privados, está reservado a
aspirantes a hombre o mujer, con enormes conocimientos teóricos
y nula experiencia vital o, lo que es lo mismo, sin heridas. Estos
son igualmente los que mayoritariamente designan los partidos
políticos para que les otorguemos nuestra confianza y les encomendemos que
nos gobiernen o se opongan a los que nos gobiernan. Así nos va. Tal vez habréis concluído que
no gobiernan ni opositan para nosotros, sino para los que los ponen en las
listas. Porque el que nunca ha recibido un golpe ofrece, "a
priori", la mayor garantía de manipulación. De hecho, parece demostrado, paradójicamente, que el especulador por antonomasia tiene un alto sentido de la responsabilidad (al igual que el furtivo, no el vicioso, sino el necesitado, que nunca esquilmará el río del que vive). En cierto modo, incluso éste tiene su corazoncito.
Y sobre esto
tendremos ocasión de extendernos.