lunes, 21 de junio de 2010

OBITUARIO. IN MEMORIAM



Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado

(Miguel Hernández. Elegía)


Aún no había nacido este blog y no tuve ocasión de hacer público mi recuerdo, mi respeto y mi cariño a Juanjo, con el que tuve ocasión de compartir muchos momentos entrañables en el ejercicio de nuestras respectivas profesiones.

La noticia fue súbita y brutal:

FALLECE JUANJO GALLO, JEFE DE PRENSA DE LA DIPUTACIÓN DE A CORUÑA
“El periodismo coruñés llora la muerte de uno de los nuestros. De uno de los mejores”. Así daba su último adiós, con toda justicia, la herculina Asociación de la Prensa (APC) a Juan José Gallo Ramos, jefe de Prensa de la Diputación Provincial de A Coruña, que fallecía con 53 años en la noche del sábado a consecuencia de un infarto.
El periodista se encontraba a las ocho de la tarde en su despacho de la entidad provincial, se sintió indispuesto y fue trasladado a la Residencia (Hospital Universitario de A Coruña), donde falleció sobre las once, dado que la dolencia cardíaca fue “fulminante”.
Pese a haber nacido en Los Altos, provincia de Burgos, estaba casado con Isabel Alonso, vecina del municipio de Muxía, y sin hijos, Juanjo, como así se conocía, llevaba más de veinte años al frente del gabinete de comunicación de la Diputación, de la que su suegro, Julián Alonso, fue durante muchos años secretario general. En la Diputación, Juanjo trabajó con políticos de todos los signos: desde Salvador Fernández Moreda a José Luis Torres Colomer o el también popular Augusto César Lendoiro. La entrega total a su profesión y su permanente disponibilidad y amabilidad le hacían ser muy querido y apreciado.
En A Coruña desarrolló toda su carrera, primero en la sección local de El Ideal Gallego, después en La Voz de Galicia y, finalmente, en prensa de la Diputación.

La capilla ardiente quedaba instalada el 23 de mayo a las cinco de la tarde en la sala número siete del tanatorio de Servisa, en la capital herculina. Los restos mortales del periodista fueron incinerados el día 24 de mayo a las once de la mañana en A Coruña. A las cinco de la tarde se llevaron las cenizas al cementerio muxián de Coucieiro.

Recuerdo de Juanjo su exquisita amabilidad, su saber estar, una sonrisa imborrable y una risa sin estridencias. Juntos preparamos el protocolo de muchos actos oficiales e inauguraciones en el destino donde yo entonces prestaba mis servicios profesionales. Juanjo sabía escuchar y apreciaba sinceramente las propuestas y los puntos de vista de los que palpamos la realidad objeto de nuestras decisiones y acciones. Jamás aprecié en sus palabras ni en su conducta una actitud servil ni parcial, lo que explica que haya podido desempeñar intachablemente su profesión al lado de Presidentes tan dispares, tanto desde el punto de vista ideológico como de carácter y estilo: Moreda, Torres, Lendoiro y de nuevo Moreda.

Seguirá sonriendo eternamente mirando el bravo mar da Costa da Morte. En ese amado mar nos encontraremos, querido amigo.

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