martes, 28 de febrero de 2012

GRECIA, ESPAÑA... EUROPA. UNA AGONÍA ANUNCIADA



          El 26 de julio de 2008, en una entrevista publicada en el diario luso "Expresso", George Soros manifestaba que esta crisis "es muy seria y mayor que las anteriores, cuando fue posible contar con la intervención de las autoridades, que esta vez están más limitadas". 
          En agosto de 2011, en una entrevista concedida al Diario francés "Le Monde" y reproducida por Europa Press, Soros declaró que España y Grecia debían acometer reformas estructurales para mejorar su competitividad y flexibilizar su mercado laboral. "Hasta ahora no habían hecho nada más que responder a las presiones de los mercados, ahora ellos se ponen a discutir soluciones a largo plazo". Como ejemplo, puso el caso de España, donde con una tasa de desocupación superior al 20%, es necesario aumentar las ayudas sociales para evitar que el país caiga en recesión. En esta coyuntura, "si no se puede aumentar el déficit, te encuentras atrapado".
          En el caso tanto de Grecia como de España aconsejó la puesta en marcha de reformas estructurales que hagan el mercado laboral más flexible y permitan a ambas economías ganar competitividad, al mismo tiempo que recomendó que se estimule también la demanda interna. Consecuentemente, es preciso establecer reglas que autoricen a los países donde la tasa de desempleo sea elevada a que puedan mantener su nivel de déficit, aunque esta propuesta, como no podía ser menos, cuenta con el rechazo de Alemania.
          Tal como están las cosas, los mercados pueden ganar la partida al euro mientras no exista una autoridad presupuestaria y fiscal en la eurozona. En este sentido, Soros recuerda que el BCE es el único que puede enfrentarse a ellos, pero su poder se limita a resolver los problemas de liquidez y no interviene en los problemas de solvencia de los Estados.
          Con exquisito respeto a las reglas que establecen los distintos Estados miembros, los especuladores pueden perfectamente coadyuvar a su ruina económica y social. Y me pregunto: ¿Cómo tienen nuestros gobernantes y sus opositores, que integran el Parlamento, la cara dura de acusar de falta de escrúpulos o desprecio de los principios éticos más elementales a quienes sencillamente operan en el ámbito de la actividad económica conforme a las reglas de juego que esos gobernantes establecen? Y es que estamos en lo de siempre: si no respetan las normas, sanciónenlos o aplíquenles el garrote vil. Y si las normas no son adecuadas, asuman la responsabilidad de cambiarlas. Pero  que no nos tomen el pelo disfrazando la propia incompetencia intelectual con la sombra de facinerosos cuyo rostro nunca sale en la televisión, casi nunca pisan los juzgados, y jamás la cárcel. Acaso la ambigüedad de las normas interesa no sólo a los "legítimos" especuladores -que se amparan en  las Leyes, no en los Evangelios- sino también a los que rigen los destinos de las naciones. De otro modo, no se comprende.
          El pasado mes de enero, en el marco del Foro Económico Mundial de Davos, una vez más, Soros ha dado a entender que las autoridades “han hecho todo mal” en su gestión y que esos fallos podrían poner en peligro la estabilidad de la propia UE. “Las tensiones podrían destruir la unión política. Hay riesgo de que el euro mine la cohesión política”, aseguró el famoso inversor.
          "Las medidas introducidas por el BCE han dado un respiro a los problemas de liquidez de los bancos europeos pero no curan la desventaja que sufren los países altamente endeudados”, dijo el experto. Para Soros, “no basta una solución a medias, que deja a los miembros más débiles de la eurozona relegados al estatus de países tercermundistas altamente endeudados en divisa extranjera”, afirmó. Ahora, en vez del FMI imponiendo disciplina fiscal, el tirano es Alemania, que con las medidas que quiere imponer lleva a una espiral deflacionista. Desde luego, las reformas estructurales no bastan para resolver la crisis. En realidad, la UE es poco democrática y poco gobernable. 
           Como ya anticipé en anteriores artículos, pienso que los factores emocionales son verdaderamente claves en la situación económica actual, porque lo que verdaderamente necesitamos es corazón y empuje. Hoy mismo, en la tertulia que acompañó y siguió a una comida con buenos amigos involucrados en distintos ámbitos de la actividad económica real (como diría Jesús, o muiñeiro de Frades -Enfesta- "demóstrocho moral e materialmente"), tras escuchar diversas anécdotas, me surgió la siguiente reflexión: los grandes triunfadores, los que han generado riqueza y empleo, comenzaron mayoritariamente muy pronto, con muchas ilusiones, escasos concimientos y no pocos fracasos. En la actualidad se ha ido consolidando el dogma de que el liderazgo de las grandes empresas y los grandes proyectos, públicos o privados, está reservado a aspirantes a hombre o mujer, con enormes conocimientos teóricos y nula experiencia vital o, lo que es lo mismo, sin heridas. Estos son igualmente los que mayoritariamente designan los partidos políticos para que les otorguemos nuestra confianza y les encomendemos que nos gobiernen o se opongan a los que nos gobiernan. Así nos va. Tal vez habréis concluído que no gobiernan ni opositan para nosotros, sino para los que los ponen en las listas. Porque el que nunca ha recibido un golpe ofrece, "a priori", la mayor garantía de manipulación.  De hecho, parece demostrado, paradójicamente, que el especulador por antonomasia tiene un alto sentido de la responsabilidad (al igual que el furtivo, no el vicioso, sino el necesitado, que nunca esquilmará el río del que vive). En cierto modo, incluso éste tiene su corazoncito.
          Y sobre esto tendremos ocasión de extendernos.

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