lunes, 28 de noviembre de 2011

MIS ELECCIONES GENERALES



El pasado día 16 de este mes se celebró en la sede de la Delegación del Gobierno la tradicional reunión de los Secretarios de los distintos Ayuntamientos de A Coruña con los responsables de la Administración electoral en la Provincia (en esta ocasión, privados del tradicional almuerzo de confraternidad,  por mor de los  manidos recortes crisis causam), para hacernos entrega de la documentación relativa al expediente económico y estadístico, comentarnos las escasas novedades de carácter general y plantear cualesquiera dudas referidas a cuestiones y circunstancias concretas de la pragmática electoral.


El recientemente nombrado Subdelegado del Gobierno en A Coruña, Ilmo. Sr. D. José Luis Ucieda Somoza, hizo pública la gratitud de la institución que dirige,  destacando nuestra valiosa y eficaz colaboración, sin la que "el éxito de todo este complejo proceso no sería posible".  Y nos propuso gentilmente que este momento perdure  de forma simbólica en nuestra memoria, disponiendo la realización de la pertinente toma fotográfica y su cumplida difusión por los caminos virtuales de la comunicación electrónica, que aún siendo inexcrutables son, en ocasiones, tan eficaces como nuestra consabida colaboración. 

Sin duda alguna dice bien el afable subdelegado, porque además de la realización de los cometidos que se nos atribuyen por imperativo legal, en calidad de delegados de la Junta Electoral de Zona en el respectivo término municipal, asumimos "de facto" , en virtud de una delegación tácita, tradicional,  parte de las funciones que corresponden a la Administración Electoral, que en el caso de las Elecciones Generales es la Administración del Estado. Y todo ello sin descuidar las tareas que ordinariamente nos corresponden y de las que somos directamente responsables en nuestra condición de fedatarios públicos, asesores legales preceptivos, responsables del control y fiscalización interna de la gestión económica, amén de otras  faenas auxiliares de las de organización y gestión de la cosa pública, situación que con frecuencia sucede en los municipios de pequeña población. Esta es la pura realidad; y todo ello sin perjuicio de que, en la mayor parte de los casos -al menos en el mío- ,aceptemos  sinceramente encantados ese plus no escrito de responsabilidad. Probablemente sea una actitud inherente a nuestra inexplicable adicción al servicio público.

Durante las largas horas de soledad que comienzan a transcurrir llegado el solpor de la jornada electoral, me dediqué a la divagación y, en una de éstas, hice un rápido  repaso, tratando de ordenar y sintetizar la actividad extraordinaria que suponen los procesos de esta naturaleza. De ahí el peculiar título que he escogido para este artículo: MIS ELECCIONES GENERALES.

Todo comenzó el día 20 de octubre de 2011, con la preparación de las citaciones a los concelleiros y concelleiras para asistir al acto público del sorteo en el que se elige a los miembros de las mesas electorales; sorteo que se realizó el día 22 del mismo mes (sábado), a partir de las nueve horas y treinta minutos. Luego hubo que ocuparse de redactar el acta, confeccionar los impresos en que se materializa la designación , verificar el trámite de notificación individualizada, comunicar  y remitir las actas y demás documentos a la Junta Electoral de Zona, esperar las resoluciones de las  alegaciones, proceder a la sustitución de los que gozaron del reconocimiento de las causas de exención , volver a notificar y comunicar una vez más las alteraciones, junto con los documentos de soporte,a la JEZ.


Anteriormente ya habíamos comunicado, para su publicación, los lugares señalados para actos de campaña, su denominación, ubicación, fechas y horarios disponibles, así como los emplazamientos reservados para la colocación de carteles propagandísticos.


Redacto la propuestas de nombramiento de los representantes de la Administración en las distintas mesas electorales. Más adelante procederé a cumplimentar las oportunas credenciales, entregarles la documentación de recogida de datos relativos a participación y escrutinio, instruirlos convenientemente, coordinar la entrega de la documentación exigida y, por fin, cumplimentar todos los impresos y  los numerosos campos de las aplicaciones informáticas instaladas en la web oficial del Ministerio del Interior.


Con la antelación necesaria inspecciono personalmente el estado de los locales electorales. Con la anuencia de "mi entorno autorizante", encomiendo revisar las instalaciones, comprobar las condiciones higiénicas, las necesidades de mobiliario y las medidas precisas para garantizar la accesibilidad. Con similar autorización procedo a encargar a nuestra propia brigada y  empresas  cualificadas la realización de los correpondientes trabajos de reparación,  acondicionamiento o mejora. Verifico la correcta ejecución y corrección de deficiencias.


Debido a que no disponemos de tres de los locales de titularidad privada que tradicionalmente se habilitaban en los lugares de Rodeiro, Burricios y Cines, y al no disponer de dependencias alternativas de titularidad pública, me pongo a la tarea de identificar y consultar a proveedores de oficinas portátiles que puedan servir al fin de la votación. Tomo mi automóvil y me voy al un Polígono Industrial del entorno, para contactar con el proveedor que ofrece las mejores condiciones económicas y comprobar materialmente, in situ,  las características de las oficinas ofertadas. Cerramos el asunto de la entrega, instalación, conexiones a redes de evacuación y energía eléctrica, desconexión y retirada, portes, seguros, y demás compromisos y garantías al uso.


Compruebo personalmente el estado de las casetas-oficina. Me informan de algunas deficiencias concretas. Contacto con la empresa suministradora. Me dicen que han subsanado las deficiencias señaladas. Vuelvo a comprobarlo. Hablo con el encargado de la brigada municipal de obras, con el electricista, con el fontanero, con la responsable de la limpieza...


Procedo a comprobar las dotaciones finalmente existentes y el estado de cabinas, urnas, postes señalizadores... Cierro el asunto.


Compruebo el estado de las urnas y ordeno su precintado. Repasamos las papeletas y los sobres, comprobamos el contenido de las carpetas de documentación que se envían a los presidentes de las mesas...


El viernes, día 18, me acerco a la oficina del Banco Etcheverría y les encomiendo que me hagan efectivo el cheque nominativo que me ha entregado la Sudelegación del gobierno, repartiendo su importe en cantidades iguales dentro de sobres individuales para pagar a los miembros de las mesas sus irrenunciables 62,61 euros.


Cito para el sábado, día 19, a las 12.30 horas, a los presidentes de mesa que voluntariamente quieran acudir a una reunión, al objeto de repasar los detalles de la jornada electoral; sus funciones, sus responsabilidades, los censos electorales, las listas numeradas de votantes, las actas de constitución, las de las sesiones, las del escrutinio, la figura de los interventores y de los apoderados, los votos nulos y blancos, el escrutinio, sistemas avanzados de recuento.... Salimos de la reunión a las 15 horas, eso sí, considerándola de muy grande interés, confiando en que supondrá una herramienta útil para facilitar la gestión de la jornada del día 20. Así fue, por fortuna.



El domingo, día 20 de noviembre, llego al Ayuntamniento a las 7:30 de la mañana. Casi simultáneamente llegan los representates de la Administración, mis irremplazables representantes. Efectúo los últimos recordatorios relativos a las instrucciones ya comunicadas y comienza la jornada. Los cafés no abrirán hasta las 9:00 horas, así que me entretengo poniendo en orden los documentos que posteriormente deberé utilizar.


Recibidas las actas de constitución e identificados los miembros que efectivamente están en las distintas mesas, cumplimento los recibos para el pago de la indemnización que les corresponde. Con Paco, el Portero, al volante de su automóvil, comienzo la gira por las distintas mesas para pagarles personalmente, al tiempo que verifico que todo marcha correctamente.


Continúa la mañana, con los avances de participación y alguna que otra consulta realizada desde un par de mesas.


Me voy a comer, "xantar de feira", pulpo y callos.


Vuelvo a la oficina. La tarde es larga como un día sin pan. Cuando se acerca el momento del escrutinio todos desaparecen para dispersarse por las mesas y conocer los resultados.


Comienzan a llegar los primeros datos del Congreso; más tarde, "a cuenta gotas", los del Senado.  Paulatinamente van llegando los representantes con sus actas de escrutinio y sus boletines, y los presidentes con sus sobres para el Juzgado de Paz. Espero por el Juez, que se está aburriendo tanto como yo. Bien, el proceso está absolutamente cerrado.


Me voy al Restaurante el Moderno, donde José Manuel me sirve unas tapas. Analizo los resultados con el Cura, el propio José Manuel y Charo "la Reina". Emprendo el viaje de regreso a casa. La una y media de la madrugada del día 21 de noviembre de 2011. Durante la semana siguiente tendré que cumplimentar todos los documentos relativos al expediente económico y llevarlos a la Subdelegación del Gobierno. 


Echo cuentas de que durante todo este lapso electoral hemos seguido celebrando comisiones de la Xunta de Goberno Local, hemos tramitado licencias urbanísticas diversas, aprobado inicialmente la modificación del PXOM, gestionado el tramo final de un Proyecto de compensación, fiscalizado cientos de gastos, decretado medidas urgentes por cuestiones de seguridad, investigado la titularidad pública de bienes, contratado obras, justificado subvenciones, recibido a ciudadanos, contratistas, proveedores... Realmente, el ritmo del trabajo, al margen de las elecciones, ha sido el mismo de siempre y la capacidad de respuesta apenas se ha resentido, aunque haya sido a costa de prolongar la jornada o prescindir del fin de semana. Dentro de cuatro meses aproximadamente, terminado el mandato de las Juntas Electorales y la resolución de los  recursos que puedan plantearse,  transferirán a mi cuenta bancaria la gratificación legalmente estipulada. Espero que para entonces haya bajado el precio del gasóleo. En fin,  menos da una piedra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario